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07 abril 2011

Beb Ac


Beb Ac
Por Moisés Gómez Cortez
 
Antonio Beb Ac  campesino maya q´echi’e que trabajaba la tierra murió el 15 de marzo
en el desalojo violento de  la comunidad Miralvalle en el Valle del Polochic. Esto me recuerda la política agraria y el Requerimiento de Palacios Rubios que menciona  Severo Martínez en su libro “La patria del criollo” al analizar la época de la colonia, es decir, desde la colonia hasta nuestros días se volvió costumbre, tradición y parte de la cultura de los que ejercen el poder desalojar a personas que trabajan la tierra porque son parte de ella. A la población q´echi´e que históricamente ha quedado fuera de la discusión y prioridades de desarrollo e inversión pública, colocándolos en situación de desigualdad de oportunidades y de vulnerabilidad  porque la justicia no los entiende, porque en los hospitales no se les atiende y porque la escuela les pide que cambien su forma de comunicarse y de pensar.
Los desalojos de mayas en  tierras guatemaltecas son hechos (por cierto son varios en este gobierno) que deberían ser abordados desde las perspectivas teóricas de las diversas ciencias, pero, particularmente las ciencias económicas. Una visión que se identifica con el mercado, unos se llaman libertarios, otros creen en la mano invisible, para algunos su orientación es la escuela austriaca… probablemente el tratamiento del hecho sería el siguiente, que nos lo describe Jose Sousa Silva (2001) como la Visión económica de mundo:

“Mientras no era dominante, la visión económica de mundo siempre estuvo presente, desde los tiempos en que el capital mercantil impulsó el comercio entre los continentes. Sin embargo, a partir de la revolución económica actual, esta visión ha ganado un nuevo y mucho más poderoso momentum. A finales de los años 70, el régimen de acumulación de
capital de la época del industrialismo empieza su declinación. Ahí se inicia una revolución económica para formar otro régimen de acumulación: corporativo, transnacional, informacional y global. Con la debacle del socialismo en la Unión Soviética y en el Este Europeo, el sistema capitalista aprovechó para reemplazar a la ideología del Estado
por la ideología del mercado, imponiendo esta visión como dominante.
Bajo esta visión:
El mundo es percibido como un mercado sin sociedades, donde las transacciones comerciales prevalecen sobre las relaciones sociales. Este es un mundo habitado por proveedores, productores, intermediarios, procesadores, vendedores, industriales, intermediarios, banqueros, competidores, consumidores, clientes, inversionistas, etc. En este mundo Darwiniano, la existencia es una lucha por la sobrevivencia; sobrevivirá el más competitivo. Aquí hay una ciudadanía por derecho, pero con pocos ciudadanos de hecho.
La historia no existe o no es relevante para el mercado. Cuando considerado, el pasado es apenas una reconstrucción cronológica, de carácter evolucionista, de los hechos objetivos cuantificables. El futuro, cuando considerado, se restringe a las tendencias del mercado. En el largo plazo, la finalidad es la acumulación; en el corto plazo el lucro máximo es lo que importa.
El contexto es constituido apenas por diferentes tipos de mercados con sus diferentes tipos de clientes y diferentes tipos de demandas. Este es un contexto comprendido principalmente a través de las leyes naturales del mercado—oferta y demanda, y de la premisa de que los individuos son necesariamente egoístas, tomando decisiones basadas siempre en sus propios intereses particulares. La realidad “objetiva” considerada relevante es la realidad económica, que puede ser resumida en la realidad del mercado, con todas sus necesidades e implicaciones. Lo que no tenga valor económico no es importante.
La organización es un proveedor de productos y servicios para este mercado, y debe ser manejada como tal. La dinámica de este proveedor particular depende de su “capital humano”—una cosa, y de su “capital intelectual”—una mercancía; su fuente de motivación es el lucro máximo en el presente, su finalidad última es aportar a la acumulación de capital, y su fuente de inspiración y referencia en cualquier tiempo es únicamente el mercado.
Los modelos de intervención para el desarrollo son centrados en la demanda, conforme a la lógica aportada por las leyes del mercado, ignorando otros aspectos sin voz ni voto en la realidad material y social (como seguridad alimentaria y conservación de recursos naturales). La modernización es sinónimo de globalización económica y tecnológica, y los medios—crecimiento económico y desarrollo tecnológico—son privilegiados sobre los fines, que son plurales e individuales.
La tecnociencia es un proveedor de ciertos productos, procesos y servicios intensivos de conocimiento, para aumentar la competitividad de los que innovan basados en la ciencia. Desde una base economicista que selecciona al mercado como la máxima referencia para el proceso de innovación, la especialización tiene al mismo mercado como el único contexto relevante a considerar, generando una tecnociencia comercial dirigida apenas para el lucro: ciencia para la acumulación.
La metáfora del mercado es central para la adopción de esta visión de mundo. Esta metáfora traslada para las realidades sociales, económicas, políticas e institucionales de la sociedad la lógica evolucionista de la realidad “natural”, donde la existencia es una lucha por la sobrevivencia. Esta metáfora representa un organismo biológico y su lógica de competencia por la sobrevivencia. Con la revolución en la tecnología de la información, esta metáfora gana un componente mecánico—las redes electrónicas, que aporta mucha versatilidad a los actores de este mundo particular. La teoría del caos ayuda a entender mejor la complejidad del mercado.
Los conceptos originales propuestos a partir de la metáfora del mercado son: competitividad, calidad, eficacia, valor agregado, igualdad de oportunidad, ventaja comparativa, ventaja competitiva, competencia, acumulación, oferta, demanda, utilidad, ciclo de vida, modernización, cliente, retorno, capital humano, capital intelectual, lucro, sobrevivencia, pragmatismo, individualismo.”.

En nombre de la propiedad privada colonial se realizan los desalojos y por el otro lado, tenemos el enfoque “moderno” liberal o neoliberal que da tratamiento a los fenómenos económicos, invisibilizando el contexto, las necesidades de la gente, la historia. O es que ¿la cultura de los pueblos mayas no se ajusta a la teoría? Probablemente la producción de azúcar y palma africana con fines a producir biocombustibles sea  coherente con la corriente teórica. Cabe entonces plantearnos otras interrogantes ¿esta visión teórica tiene pertinencia contextual y cultural? ¿Cuál es el tratamiento académico que las diversas carreras del CUNOC dan al fenómeno del desalojo de campesinos en tierras guatemaltecas? Y particularmente ¿Cuál es la perspectiva de las tres carreras de las Ciencias Económicas?

Referencia bibliográfica

Sousa Silva, José. La dimensión institucional sostenible. PUCE-I, Costa Rica, 2001

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