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18 marzo 2010

Ideología, diseño y comunicación, por Carlos Interiano. laNoricia, 18-03-10

Parte 1. Introducción. Las palabras ideología, diseño y comunicación mantienen una relación de mutua inclusión. El campo de la ideología es extenso. En este trabajo abordaremos el tema ideológico desde la perspectiva de contexto simbólico que todo ser humano posee y que orienta sus actividades profesionales, familiares y ciudadanas.

En el momento de diseñar mensajes de diverso cuño, nos convertimos en comunicadores de ideología; a veces una ideología dominante; a veces, una ideología alternativa. La historia misma puede ser contada con dos visiones antagónicas: la del dominador y la del dominado. El diseño, como un producto humano, no escapa a la visión ideológica del mismo.


Sin embargo, en el presente trabajo no abordaremos el tema de la ideología sólo desde la perspectiva política. Más bien nos referiremos a la ideología como el contexto general simbólico que posee todo ser humano y que guía tanto sus actos como sus mensajes, imprimiéndole de esta manera, su sello característico, su manera de ser, sentir y pensar.

Acerca de la Ideología

La ideología, no concebida bajo el concepto general marxista de “falsa conciencia”, constituye el conjunto de saberes, simbolismos y actitudes que los seres humanos, en lo individual y lo colectivo, van conformando como resultado de su interacción social. La ideología trasciende, pero al mismo tiempo es, las condiciones objetivas sobre las cuales se cimenta una base económica.

De ahí que, dependiendo cómo los seres humanos interactuamos para producir bienes y servicios, se va conformando un estrato simbólico que gobierna todo cuanto hacemos, decimos, pensamos y actuamos. La ideología viene a constituir el sello de agua de una formación social determinada.

Todos somos portadores de una ideología, de la misma manera que todos nos vemos involucrados en un conjunto de relaciones sociales de producción; y hasta en el caso de quienes no producen bienes y servicios, como los llamados “lumpen” o desclasados.
Por supuesto que la ideología no se reduce a la interpretación política del mundo, en cuyo caso, podría hablarse de ideología política, que vendrían a ser algo así como nuestras creencias de cómo concebimos las relaciones de poder en una sociedad determinada. La ideología va más allá que la visión sobre el poder; o sobre lo político.

La ideología está presente en la ciencia, en la tecnología, en el folclor, en las religiones, en la vida cotidiana, en la educación, en la comunicación, en el arte; en suma, en la cultura misma. La manera cómo interpretamos el mundo, pero también la manera como simbolizamos, constituye nuestro perfil ideológico. Ninguna persona puede carecer de ideología porque sería negar su capacidad para pensar, sentir, simbolizar. Lo que sí es cierto es que, dependiendo de nuestra historia de vida, así será nuestra ideología; aunque en el ínterin se den sucesos que hagan cambiar también la visión ideológica. En los largos años de interpretación marxista, al cambio ideológico conservador por uno revolucionario, le llamaban “toma de conciencia” o “adquisición de conciencia”.

La ideología constituye una de las grandes líneas matriciales que nos impelen a producir en una u otra dirección; apegados a una u otra tendencia. A nivel mundial, se marcan grandes tendencias ideológicas que impactan las culturas locales, nacionales. Valga como ejemplo, las dos grandes ideologías que estuvieron impregnando todo el quehacer mundial en los tres cuartos del siglo pasado: la ideología capitalista y la ideología socialista. Todas, o casi todas, las acciones humanas pasaban por el tamiz de estos enfoques ideológicos, desde la política, la economía, hasta la cultura en general y lo más íntimo de la vida cotidiana.

La educación y más acentuadamente las universidades, no estuvieron exentas del sello característico de la ideología. Se pensaba, se sentía y se actuaba en términos ideológicos. Todos los patrones de comportamiento estaban impregnados por el sello ideológico. Por supuesto, esto es y ha sido así desde que el ser humano comenzó a crear cultura y a relacionarse con otros seres humanos para producir bienes y servicios. Las religiones, las prácticas culturales, los ritos y las diversas manifestaciones artísticas, son esencialmente manifestaciones ideológicas concretas.

En el mundo han existido dos grandes maneras de canalizar o expresar la ideología: el arte y la comunicación; y en los dos últimos siglos, los medios de comunicación. Estos han sido poderosos canales ideológicos que en sus mejores momentos de tensión mundial han sido usados como verdaderos y efectivos instrumentos de propaganda.

Desde la perspectiva de la comunicación, la ideología es el resultado de una manera individual como los seres humanos realizamos operaciones básicas: captación, almacenamiento, recuperación, elaboración, decisión y transmisión de información. De tal manera que si bien todos estamos inmersos en mundo que nos es común a todos, existe una manera individual, antropológica, psicológica y sociológica de entender el mundo circundante. De esta manera, un mensaje expresado es el resultado de una combinación de factores cuya experiencia nos es individual. Por supuesto que etas “individualidades” van socializándose, agrupándose, creando corrientes de opinión que de alguna manera impregnan el tejido social y que, a nivel macro terminan formando modos de pensar, de simbolizar, de interpretar y de producir; es decir, producen “ideología”, como un conjunto concatenado de ideas respecto a la realidad objetiva y subjetiva, en el sentido más amplio.

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